Director de bandas de música y compositor. Nació en Cariñena (Aragón), el 14 de diciembre de 1878, y murió en Bilbao, en 1951. En Zaragoza estudió armonía y composición con Ramón Borobia y aprendió clarinete, en cuyo instrumento se destacó y lo tocó en orquestas y bandas.
Muy joven se domicilió en Bilbao y en Bizkaia realizó toda su labor musical hasta el fin de su existencia, por lo que con razón se le considera vasco; además, utilizó a la perfección el euskera y la mayor parte de su obra es netamente vasca. Mediante oposición obtuvo la plaza de director de la Banda Municipal de Bermeo, en 1915 la de la Banda Municipal de Irún, contendiendo con veinticinco opositores más y, pasados unos años, se le encomendó la dirección de la Municipal de la capital de Bizkaia, que colocó entre las mejores del país. Fue fundador del Conservatorio Vizcaíno, en el que ocupó el puesto de profesor durante treinta años.
En 1910 ganó el primer premio en las fiestas euskeras, que se celebraban anualmente en Gipuzkoa, con su pasacalle para banda Euskalerriko kantak, que se integró rápidamente en los repertorios de todas las agrupaciones instrumentales de viento del país, y en 1912 y 1913 otros primeros premios, con las oberturas para banda Euskal-erria y Eusko gogua, interpretadas con excelentes acogidas por las Municipales de Bilbao y San Sebastián.p;Franco compuso más de doscientas obras, principalmente para banda, alternando las de concierto con las ligeras. Entre éstas se encuentra una serie de pasodobles: Camino de rosas, Gracia y belleza, etc. Es autor de una misa, una ópera y una opereta, esta última estrenada en Bilbao.
Entre sus marchas, se encuentran: “Pasionaria”, “Soledad”, “Desconsuelo” (dedicada la cofradía del Señor de la Columna de Úbeda), “Dies irae”, “In Paradisum”, “Rosa Mística”, “Misericordia”, “Dolorosa”, “Pasión”, “La Cruz”. Son marchas, en su mayoría, no interpretadas en la Semana Santa de Sevilla pero que se han escuchado en otras semanas santas del territorio nacional. Entre las marchas, la composición “¡Misericordia!”
En 1917, la revista "Música", de Madrid, convocó un concurso para premiar obras sinfónicas y en él ganó el premio Franco con su producción Arrantzaliak (Los pescadores); los dos tiempos que la integran, La oración en el mar y en el puerto, al regreso de la pesca.
Muy joven se domicilió en Bilbao y en Bizkaia realizó toda su labor musical hasta el fin de su existencia, por lo que con razón se le considera vasco; además, utilizó a la perfección el euskera y la mayor parte de su obra es netamente vasca. Mediante oposición obtuvo la plaza de director de la Banda Municipal de Bermeo, en 1915 la de la Banda Municipal de Irún, contendiendo con veinticinco opositores más y, pasados unos años, se le encomendó la dirección de la Municipal de la capital de Bizkaia, que colocó entre las mejores del país. Fue fundador del Conservatorio Vizcaíno, en el que ocupó el puesto de profesor durante treinta años.
En 1910 ganó el primer premio en las fiestas euskeras, que se celebraban anualmente en Gipuzkoa, con su pasacalle para banda Euskalerriko kantak, que se integró rápidamente en los repertorios de todas las agrupaciones instrumentales de viento del país, y en 1912 y 1913 otros primeros premios, con las oberturas para banda Euskal-erria y Eusko gogua, interpretadas con excelentes acogidas por las Municipales de Bilbao y San Sebastián.p;Franco compuso más de doscientas obras, principalmente para banda, alternando las de concierto con las ligeras. Entre éstas se encuentra una serie de pasodobles: Camino de rosas, Gracia y belleza, etc. Es autor de una misa, una ópera y una opereta, esta última estrenada en Bilbao.
Entre sus marchas, se encuentran: “Pasionaria”, “Soledad”, “Desconsuelo” (dedicada la cofradía del Señor de la Columna de Úbeda), “Dies irae”, “In Paradisum”, “Rosa Mística”, “Misericordia”, “Dolorosa”, “Pasión”, “La Cruz”. Son marchas, en su mayoría, no interpretadas en la Semana Santa de Sevilla pero que se han escuchado en otras semanas santas del territorio nacional. Entre las marchas, la composición “¡Misericordia!”
En 1917, la revista "Música", de Madrid, convocó un concurso para premiar obras sinfónicas y en él ganó el premio Franco con su producción Arrantzaliak (Los pescadores); los dos tiempos que la integran, La oración en el mar y en el puerto, al regreso de la pesca.
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