En muchos sitios hay desfribiladores por ejemplo: Ayuntamientos, Piscinas, Gimnasios etc.
Es muy fácil saber utilizarlos
lunes, 31 de marzo de 2014
viernes, 28 de marzo de 2014
lunes, 24 de marzo de 2014
SAN RAMON NONATO
Nacimiento 1204 Portell
Fallecimiento 1240 Cardona
Venerado en Iglesia Católica
Atributos: Palma del martirio con tres coronas, por las tres virtudes. Custodia. Birreta de Cardenal y bolsa de dinero a los pies.
Patronazgo República Dominicana, Balboa; partos; niños; embarazadas; personas falsamente acusadas; fiebre; parteras; recién nacidos; obstetras. San Ramón Nonato. Religioso mercedario, fue un santo catalán.
Su epíteto nonnatus (en latín: no nacido) se deriva de haber sido extraído del útero de su madre por cesárea después de que ella hubiera fallecido. Es el santo patrón de los partos, matronas, niños, embarazadas y personas acusadas falsamente.
Nació en Portell, comarca de La Segarra (España), entonces perteneciente a la diócesis de Urgel y, desde 1593, a la diócesis de Solsona. Se hizo miembro de la orden de los Mercedarios, fundada por San Pedro Nolasco para el rescate de cautivos católicos en manos de musulmanes del Norte de África. Se ordenó presbítero en 1222, y luego fue superior en varias comunidades de la Orden de la Merced.
Como redentor de cautivos viajó al norte de África, pagó rescate por varios prisioneros y, siguiendo el cuarto voto de estos religiosos, cuando se agotó el dinero que llevaba, se quedó como rehén a cambio de la liberación de otro cristiano. Estando cautivo, sus carceleros musulmanes lo martirizaron perforando sus labios con hierro candente para colocarle un cerrojo en su boca e impedir su prédica. Fue rescatado por su orden y en 1239 retorna a España.
El Papa Gregorio IX lo nombró cardenal pero, de camino a Roma, fallece en Cardona. Muchos milagros le fueron atribuidos antes y después de su muerte.
Fue canonizado por el papa Alejandro VII en 1657, celebrándose su festividad el 31 de agosto. Aunque su fiesta era de ámbito universal desde 1681, con la reforma del calendario fue reducida a culto local a partir de 1969.
Las ciudades de San Ramón en España, Saint-Raymond en Quebec, San Ramón en el cantón del mismo nombre en Costa Rica y San Ramón de la Nueva Orán en Argentina fueron bautizadas en su honor.
En Buenos Aires, Argentina, existe un santuario en su honor en la calle Cervantes 1150. En Oaxaca de Juárez, México, también se le considera patrón de los animales y cada 31 de agosto se celebra la correspondiente bendición.
SAN ROQUE
San Roque (1.330-1.376) es una de los grandes santos populares que ha suscitado devoción en todo el mundo. Existen levantadas muchísimas capillas y en diferentes iglesias tienen una imagen de él, gracias a los favores que a lo largo de los siglos ha concedido, principalmente en épocas de enfermedades y de peste.
Sus primeros años y el deseo de ser pobre. Cuenta la historia que Roque habría nacido en la ciudad francesa de Montpellier. Quedó huérfano muy pronto y vendió toda la herencia familiar para entregar los beneficios a los pobres. Con el deseo de seguir en la pobreza a Jesús y también de enseñar la fe cristiana, inició su peregrinación a Roma. En la zona de la Toscana, Roque se hospedó en la ciudad de Acquapendente y, en el hospital, se puso a servir a todas aquellas personas que estaban infectadas de la peste, logrando, cómo no, curaciones admirables e inexplicables. Seguramente, San Roque aprendió nociones de Medicina en su ciudad natal, que puso luego en práctica durante sus peregrinaciones. Tantas curaciones y tanto contacto con los infectados, propició que en la ciudad de Piacenza él mismo quedara contagiado y se viera obligado a retirarse en un bosque de las afueras de la ciudad.
El perro y San Roque. Seguro que tus padres o tus abuelos te habrán ya contado la preciosa narración del perro de San Roque. Si te fijas en la estampa, nuestro santo va acompañado de un simpático chucho. ¿Quien fue este perro?. Se explica, que cuando nuestro santo se trasladó al bosque para no infectar de esta manera a los vecinos de Piacenza, recibía cada día la visita de un perro que le llevaba un panecillo. El animalito lo tomaba cada día de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado llamado Gottardo Pallastrelli, el cuál, después de ver la escena repetidamente, decidió un día seguir a su mascota. De esta forma, penetró en el bosque donde encontró al pobre moribundo. Ante la sorpresa, se lo llevó a casa, lo alimentó y le hizo las curaciones oportunas. El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquél hombre y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como el.
Cabe decir que algunas versiones populares afirman que fue el mismo perro quien le curó, después de lamerle la herida de su pierna varias veces cuando el santo estaba en el bosque. Una vez curado, Roque decidió volver definitivamente a Montpellier, pero en el norte de Italia, en el pueblo Angera, a orillas del lago Maggiore, unos soldados, acusándolo de espía, lo arrestaron. Fue encerrado y moriría en prisión entre los años 1376 y 1379. Algunos cuentan que tenía 32 años de edad.
El culto y la devoción. Desde finales del siglo XIV, se convierte en uno de los santos más populares para pedir su intercesión ante Dios. Es el abogado por excelencia contra la peste y todo tipo de epidemias. El Papa Gregorio XIII lo declaró santo en el siglo XVI y en muchos pueblos y ciudades lo veneran con gran devoción después de que él haya intercedido entre los habitantes.
Los dos principales templos de todo el mundo dedicados a San Roque están en Montpellier y en Venecia, a parte del ya mencionado de París.
Sus primeros años y el deseo de ser pobre. Cuenta la historia que Roque habría nacido en la ciudad francesa de Montpellier. Quedó huérfano muy pronto y vendió toda la herencia familiar para entregar los beneficios a los pobres. Con el deseo de seguir en la pobreza a Jesús y también de enseñar la fe cristiana, inició su peregrinación a Roma. En la zona de la Toscana, Roque se hospedó en la ciudad de Acquapendente y, en el hospital, se puso a servir a todas aquellas personas que estaban infectadas de la peste, logrando, cómo no, curaciones admirables e inexplicables. Seguramente, San Roque aprendió nociones de Medicina en su ciudad natal, que puso luego en práctica durante sus peregrinaciones. Tantas curaciones y tanto contacto con los infectados, propició que en la ciudad de Piacenza él mismo quedara contagiado y se viera obligado a retirarse en un bosque de las afueras de la ciudad.
El perro y San Roque. Seguro que tus padres o tus abuelos te habrán ya contado la preciosa narración del perro de San Roque. Si te fijas en la estampa, nuestro santo va acompañado de un simpático chucho. ¿Quien fue este perro?. Se explica, que cuando nuestro santo se trasladó al bosque para no infectar de esta manera a los vecinos de Piacenza, recibía cada día la visita de un perro que le llevaba un panecillo. El animalito lo tomaba cada día de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado llamado Gottardo Pallastrelli, el cuál, después de ver la escena repetidamente, decidió un día seguir a su mascota. De esta forma, penetró en el bosque donde encontró al pobre moribundo. Ante la sorpresa, se lo llevó a casa, lo alimentó y le hizo las curaciones oportunas. El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquél hombre y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió peregrinar como el.
Cabe decir que algunas versiones populares afirman que fue el mismo perro quien le curó, después de lamerle la herida de su pierna varias veces cuando el santo estaba en el bosque. Una vez curado, Roque decidió volver definitivamente a Montpellier, pero en el norte de Italia, en el pueblo Angera, a orillas del lago Maggiore, unos soldados, acusándolo de espía, lo arrestaron. Fue encerrado y moriría en prisión entre los años 1376 y 1379. Algunos cuentan que tenía 32 años de edad.
El culto y la devoción. Desde finales del siglo XIV, se convierte en uno de los santos más populares para pedir su intercesión ante Dios. Es el abogado por excelencia contra la peste y todo tipo de epidemias. El Papa Gregorio XIII lo declaró santo en el siglo XVI y en muchos pueblos y ciudades lo veneran con gran devoción después de que él haya intercedido entre los habitantes.
Los dos principales templos de todo el mundo dedicados a San Roque están en Montpellier y en Venecia, a parte del ya mencionado de París.
STA. AGUEDA
VIRGEN Y MARTIR. Nacida en Catania hacia el año 230, de nobles y ricos padres, dedica su juventud al servicio del Señor, a quien no duda en ofrecer no ya sólo su vida, sino también su virginidad y las gracias con que profusamente se veía adornada. Agueda, como, Cecilia, Inés, Catalina..., prefiere seguir el camino de las vírgenes, dando de lado las instituciones y promesas.
Quinciano, el procónsul, se había enamorado de Agueda, "cuya belleza sobrepujaba a la de todas las doncellas de la época". Esta había rechazado siempre sus pretensiones, y ahora el desairado gobernador se prometía reducirla intimándola con la persecución y los tormentos a que se hacía acreedora por su constancia en defender la religión cristiana. No eran éstos, sin embargo, los propósitos inmediatos del procónsul que, para forzar su voluntad e intimidarla, la pone en manos de una mujer liviana y perversa, y en compañía de otras de su misma deplorable condición. Durante treinta días estuvo la Santa sufriendo duramente en su sensibilidad, pero no pudieron desviarla de seguir en su propósito de esposa de Jesucristo.
Quinciano se enfurece. Le hace ver los castigos a que la va a condenar si sigue en su decisión, como a un vulgar asesino; la vergüenza que con ello vendría a su familia, la juventud, la hermosura que va a desperdiciar. Desarmado ante tal fortaleza, Quinciano manda la sometan al rudo tormento de los azotes, y ya despechado, sin tener en cuenta los sentimientos más elementales de humanidad, hace que allí mismo vayan quemando los pechos inmaculados de la virgen, y se los corten después de su misma raíz.
Deshecha en su cuerpo, es arrojada la Santa al calabozo, donde a media noche se le aparece un anciano venerable, que le dice "El mismo Jesucristo me ha enviado para que te sane en su nombre. Yo soy Pedro, el apóstol del Señor". Agueda queda curada, da gracias a Dios, pero le pide a su vez que le conceda por último la corona del martirio.
Cuando la vuelven a meter en el calabozo, su alma se le va saliendo por las heridas, y después de balbucir: "Gracias te doy, Señor y Dios mío", descansa tranquila en la paz de su martirio y de su virginidad.
Era el 5 de febrero del año 251, último de la persecución de Decio. Las reliquias de Santa Agueda reposaron en un principio en Catania, pero ante el temor de los sarracenos fueron llevadas por un tiempo a Constantinopla, de donde se rescataron por fin en el año 1126. Hoy se veneran todavía en la misma ciudad que fuera testigo de su martirio.
Quinciano se enfurece. Le hace ver los castigos a que la va a condenar si sigue en su decisión, como a un vulgar asesino; la vergüenza que con ello vendría a su familia, la juventud, la hermosura que va a desperdiciar. Desarmado ante tal fortaleza, Quinciano manda la sometan al rudo tormento de los azotes, y ya despechado, sin tener en cuenta los sentimientos más elementales de humanidad, hace que allí mismo vayan quemando los pechos inmaculados de la virgen, y se los corten después de su misma raíz.
Deshecha en su cuerpo, es arrojada la Santa al calabozo, donde a media noche se le aparece un anciano venerable, que le dice "El mismo Jesucristo me ha enviado para que te sane en su nombre. Yo soy Pedro, el apóstol del Señor". Agueda queda curada, da gracias a Dios, pero le pide a su vez que le conceda por último la corona del martirio.
Cuando la vuelven a meter en el calabozo, su alma se le va saliendo por las heridas, y después de balbucir: "Gracias te doy, Señor y Dios mío", descansa tranquila en la paz de su martirio y de su virginidad.
Era el 5 de febrero del año 251, último de la persecución de Decio. Las reliquias de Santa Agueda reposaron en un principio en Catania, pero ante el temor de los sarracenos fueron llevadas por un tiempo a Constantinopla, de donde se rescataron por fin en el año 1126. Hoy se veneran todavía en la misma ciudad que fuera testigo de su martirio.
STA. BARBARA
Bárbara era la hija de un rico pagano llamado Dióscoro. Fue cuidadosamente protegida por su padre, quien la mantuvo encerrada en una torre, a fin de protegerla del mundo exterior. Una propuesta de matrimonio recibida a través de su padre fue rechazada por ella. Antes de partir en un viaje, su padre ordenó que se erigiera una cabaña para el uso de ella cerca de su casa, y durante su ausencia, Bárbara hizo poner tres ventanas, como un símbolo de la Santísima Trinidad, en vez de las dos planeadas originalmente.
Cuando su padre regresó, ella se dio a conocer como cristiana; a partir de esto él la maltrató y la arrastró hasta el prefecto de la provincia, Martiniano, quien la hizo torturar cruelmente, y finalmente la condenó a muerte por decapitación. Su mismo padre ejecutó la sentencia, pero en castigo por esto, fue fulminado por un rayo en el camino a su casa, y su cuerpo fue consumido. Otra cristiana llamada Juliana sufrió la muerte de martirio junto con Bárbara. Un hombre piadoso llamado Valentín enterró los cuerpos de las santas; en esta tumba los enfermos eran sanados, y los peregrinos que iban a rezar recibían auxilio y consolación.
La leyenda de que su padre fue fulminado por un rayo causó, probablemente, que fuera considerada por la gente común como la santa patrona en tiempos de peligro por las tormentas eléctricas y el fuego, y luego, por analogía, como la protectora de los artilleros y los mineros. Santa Bárbara ha sido frecuentemente representada en el arte, parada en una torre con tres ventanas, sosteniendo la palma de un mártir en su mano; a menudo también sostiene un cáliz y la hostia sacramental; a veces aparecen cañones cerca de ella. Se celebra su festividad el 4 de Diciembre.
Responso: Sta. Bárbara bendita, en el cielo estas escrita, con papel y agua bendita, en el árbol de la cruz paternóster amen Jesús.
Cuando su padre regresó, ella se dio a conocer como cristiana; a partir de esto él la maltrató y la arrastró hasta el prefecto de la provincia, Martiniano, quien la hizo torturar cruelmente, y finalmente la condenó a muerte por decapitación. Su mismo padre ejecutó la sentencia, pero en castigo por esto, fue fulminado por un rayo en el camino a su casa, y su cuerpo fue consumido. Otra cristiana llamada Juliana sufrió la muerte de martirio junto con Bárbara. Un hombre piadoso llamado Valentín enterró los cuerpos de las santas; en esta tumba los enfermos eran sanados, y los peregrinos que iban a rezar recibían auxilio y consolación.
La leyenda de que su padre fue fulminado por un rayo causó, probablemente, que fuera considerada por la gente común como la santa patrona en tiempos de peligro por las tormentas eléctricas y el fuego, y luego, por analogía, como la protectora de los artilleros y los mineros. Santa Bárbara ha sido frecuentemente representada en el arte, parada en una torre con tres ventanas, sosteniendo la palma de un mártir en su mano; a menudo también sostiene un cáliz y la hostia sacramental; a veces aparecen cañones cerca de ella. Se celebra su festividad el 4 de Diciembre.
Responso: Sta. Bárbara bendita, en el cielo estas escrita, con papel y agua bendita, en el árbol de la cruz paternóster amen Jesús.
STA. CATALINA
Catalina de Alejandría.- Mártir cristiana del siglo IV. Su fiesta se celebra el 25 de noviembre, (misma fecha en la Iglesia Ortodoxa). Su culto tuvo gran difusión por toda Europa a partir del siglo VI. Está incluida en el grupo de los Santos auxiliadores y es invocada contra la muerte súbita.
Biografía.- Catalina nació hacia el 290 en el seno de una noble familia de Alejandría en Egipto. Dotada de una gran inteligencia destacó, muy pronto, por sus extensos estudios que la situaron al mismo nivel que los más grandes poetas y filósofos de la época. Una noche se le apareció Cristo y decidió, en ese momento, consagrarle su vida, considerándose, desde entonces, su prometida. El tema del matrimonio místico es común en el Este Mediterráneo y en la espiritualidad católica.
El Emperador Maximiano acudió a Alejandría para presidir una gran fiesta pagana. Catalina aprovechó esta ocasión para intentar la conversión del Emperador al cristianismo, lo que despertó su cólera. Para ponerla a prueba le impuso un debate filosófico con cincuenta sabios a los que trataría de convertir. Catalina lo logró, lo que provocó la ira del Emperador, que hizo ejecutar a los sabios, no sin proponerle antes a Catalina que se casara con uno de ellos, ella se negó rotundamente. El Emperador ordenó, entonces, que torturaran a Catalina utilizando para ello una máquina que tenía unas ruedas guarnecidas con pinchos. Milagrosamente las ruedas se rompieron al tocar el cuerpo de Catalina. Obstinado, Maximiano ordenó su ejecución y fue decapitada.
Su tumba se halla al pie del Monte Sinaí, en el monasterio que lleva su nombre dando motivo a peregrinaciones de todo el mundo, especialmente apreciada por los peregrinos de Tierra Santa. La leyenda narra que los monjes del monasterio construido a los pies del Monte Sinaí descubrieron en una gruta de la montaña el cuerpo intacto de una joven a la que reconocieron como a Catalina de Alejandría cuyo cuerpo habría sido depositado allí por los ángeles.Durante las Cruzadas la leyenda de Catalina se difundió por todo el Occidente dando motivo a una gran devoción que inspiró, incluso, a los artistas que representan a la Santa con una aureola tricolor: blanca, simbolizando su virginidad; verde por su sabiduría y roja por su martirio. La rueda que se utilizó para su suplicio está, casi siempre, representada detrás de ella.
Aunque su existencia histórica fue puesta en duda por un sector de la Iglesia Católica a partir de 1961, considerándola, según algunos historiadores, una creación literaria como contrapunto cristiano a la gran filosofía pagana de Hipatia de Alejandría que no admite mujeres como ella: vírgenes y sabias; sin embargo, liberada de las narraciones legendarias, permanece inscrita en el Martirologio romano. La devoción a Catalina ha sido una de las más difundidas por toda Europa incluyendo a la Iglesia Ortodoxa. Santa Catalina y Santa Dorotea fueron representadas con gran frecuencia en altares medievales húngaros a lo largo de los siglos XIV y XVI, convirtiéndose en figuras muy populares junto a Santa Isabel de Hungría y a Santa Margarita de Hungría.
En toda Europa se extendió el culto a Santa Catalina y muchas iglesias tienen imágenes o cuadros de la Santa, y muchas corporaciones la tienen como patrona: especialmente las que hacen referencia a los mecánicos y a los intelectuales. Es la patrona de los barberos, carreteros, cordeleros, traperos, escolares y estudiantes, hilanderas, molineros, notarios, nodrizas, oradores, filósofos, fontaneros, alfareros, predicadores, afiladores, sastres, teólogos, torneros y de las solteras, día de las Catalinadas.
El Emperador Maximiano acudió a Alejandría para presidir una gran fiesta pagana. Catalina aprovechó esta ocasión para intentar la conversión del Emperador al cristianismo, lo que despertó su cólera. Para ponerla a prueba le impuso un debate filosófico con cincuenta sabios a los que trataría de convertir. Catalina lo logró, lo que provocó la ira del Emperador, que hizo ejecutar a los sabios, no sin proponerle antes a Catalina que se casara con uno de ellos, ella se negó rotundamente. El Emperador ordenó, entonces, que torturaran a Catalina utilizando para ello una máquina que tenía unas ruedas guarnecidas con pinchos. Milagrosamente las ruedas se rompieron al tocar el cuerpo de Catalina. Obstinado, Maximiano ordenó su ejecución y fue decapitada.
Su tumba se halla al pie del Monte Sinaí, en el monasterio que lleva su nombre dando motivo a peregrinaciones de todo el mundo, especialmente apreciada por los peregrinos de Tierra Santa. La leyenda narra que los monjes del monasterio construido a los pies del Monte Sinaí descubrieron en una gruta de la montaña el cuerpo intacto de una joven a la que reconocieron como a Catalina de Alejandría cuyo cuerpo habría sido depositado allí por los ángeles.Durante las Cruzadas la leyenda de Catalina se difundió por todo el Occidente dando motivo a una gran devoción que inspiró, incluso, a los artistas que representan a la Santa con una aureola tricolor: blanca, simbolizando su virginidad; verde por su sabiduría y roja por su martirio. La rueda que se utilizó para su suplicio está, casi siempre, representada detrás de ella.
Aunque su existencia histórica fue puesta en duda por un sector de la Iglesia Católica a partir de 1961, considerándola, según algunos historiadores, una creación literaria como contrapunto cristiano a la gran filosofía pagana de Hipatia de Alejandría que no admite mujeres como ella: vírgenes y sabias; sin embargo, liberada de las narraciones legendarias, permanece inscrita en el Martirologio romano. La devoción a Catalina ha sido una de las más difundidas por toda Europa incluyendo a la Iglesia Ortodoxa. Santa Catalina y Santa Dorotea fueron representadas con gran frecuencia en altares medievales húngaros a lo largo de los siglos XIV y XVI, convirtiéndose en figuras muy populares junto a Santa Isabel de Hungría y a Santa Margarita de Hungría.
En toda Europa se extendió el culto a Santa Catalina y muchas iglesias tienen imágenes o cuadros de la Santa, y muchas corporaciones la tienen como patrona: especialmente las que hacen referencia a los mecánicos y a los intelectuales. Es la patrona de los barberos, carreteros, cordeleros, traperos, escolares y estudiantes, hilanderas, molineros, notarios, nodrizas, oradores, filósofos, fontaneros, alfareros, predicadores, afiladores, sastres, teólogos, torneros y de las solteras, día de las Catalinadas.
domingo, 23 de marzo de 2014
SANTA CLARA DE ASÍS
Santa Clara de Asís.- (en italiano Chiara d'Assisi), religiosa y santa italiana. Seguidora fiel de San Francisco de Asís con el que fundó la segunda orden franciscana o de hermanas Clarisas, Clara se preciaba de llamarse "humilde planta del bienaventurado Padre Francisco". Después de abandonar su antigua vida de noble, se estableció finalmente en el monasterio de San Damiano hasta su muerte. Al revés de Francisco, Clara vivió una larga vida para la época, mas se sentía entristecida por el recuerdo de la muerte del seráfico padre en 1226. Clara vivió sesenta años de los cuales cuarenta y uno los pasó en el monasterio. Clara de Asís fue la primera mujer en escribir una regla monástica y recibir aprobación del Papa. Hoy sus restos descansan en el monasterio de Asís. Fue canonizada un año después de su fallecimiento, por el Papa Alejandro IV y su fiesta litúrgica es el 11 de agosto.
Casa natal.- Clara nació en Asís en 1194, probablemente el 11 de julio. Hija mayor del matrimonio de Favorino de Scifi y Ortolana, la cual era descendiente de una ilustre familia de Sterpeto, los Eiumi. Ambas familias pertenecían a la más augusta aristocracia de Asís, Favorino tenía el título de Conde de Sasso – Rosso. Clara tenía además cuatro hermanos, un varón, Boson y tres mujeres, Renenda, Inés y Beatriz.
Ortolana era una mujer de mucha virtud y piedad cristiana, y era devota de hacer largas peregrinaciones a Bari, Santiago de Compostela y Tierra Santa. Dice la tradición que antes de nacer Clara, el Señor le reveló en oración que la alumbraría de una brillante luz que habría de iluminar al mundo entero, y fue por eso que la niña recibió en el bautismo el nombre de Clara, el cual encierra dos significados, resplandeciente y célebre.
La niña Clara creció en el palacio fortificado de la familia, cerca de la Puerta Vieja. Se dice que desde su más corta edad sobresalió en virtud, se mortificaba duramente usando a raíz de su delicado cuerpo áspero cilicios de cerdas y rezaba todos los días tantas oraciones que tenía que valerse de piedrecillas para contarlas. Con la edad se convirtió en la más gallarda y hermosa joven de Asís, y consecuentemente tuvo muchos pretendientes. Cuando cumplió los dieciséis años sus padres la prometieron en matrimonio a un joven de la nobleza a lo que ella se resistió respondiendo que se había consagrado a Dios y había resuelto no conocer jamás a hombre alguno.
Conversión.- Por esa fecha había vuelto de Roma, con autoridad pontificia para predicar, el joven Francisco, cuya conversión tan hondamente había conmovido a la ciudad entera. Clara le oyó predicar en la iglesia de San Rufino y comprendió que el modo de vida observada por el Santo era el que a ella le señalaba el Señor. Entre los seguidores de Francisco había dos, Rufino y Silvestre, que eran parientes cercanos de Clara, y estos le facilitaron el camino a sus deseos. Así un día acompañada de una de sus parientes, a quien la tradición atribuye el nombre de Bona Guelfuci, fue a ver a Francisco. Este había oído hablar de ella, por medio de Rufino y Silvestre, y desde que la vio tomó una decisión: «quitar del mundo malvado tan precioso botín para enriquecer con él a su divino Maestro». Desde entonces Francisco fue el guía espiritual de Clara. La noche después de Domingo de Ramos de 1212, Clara, huyó de su casa y se encaminó a la Porciúncula, allí la aguardaban los Frailes Menores con antorchas encendidas. Habiendo entrado en la capilla se arrodillo ante la imagen de la Virgen y ratificó su renuncia al mundo «por amor hacia el santísimo y amadísimo Niño envuelto en pañales y recostado sobre el pesebre». Cambió sus relumbrantes vestiduras por un sayal tosco, semejante al de los frailes; trocó el cinturón adornado con joyas por un nudoso cordón, y cuando Francisco cortó su rubio cabello se cubrió con un velo negro que junto con sandalias de madera constituirían el atuendo de su orden primigenia.
Hizo los tres votos monásticos y prometió obedecer a San Francisco en todo. Luego fue trasladada al convento de las benedictinas de San Pablo.
Cuando sus familiares descubrieron su huida y paradero fueron a buscarla al convento. Tras la negativa rotunda de Clara a regresar a su casa, Francisco creyó prudente trasladarla al convento de San Ángel de Panzo, también benedictino.
Inicio de las Clarisas.- Seis o diez días después de la huida de Clara, otra de sus hermanas, Inés, huyó también al convento de San Ángel a compartir con su hermana el mismo régimen de vida. Más tarde fue a reunírseles su otra hermana Beatriz, y en pos de todas ellas Ortonala, después de la muerte de Favorino. No vistiendo el hábito benedictino ni siguiendo la Regla de San Benito, Clara e Inés pronto tuvieron que mudarse del convento de San Ángel. Así Francisco habló con los camaldulenses del monte Subasio, que antes habían donado a la nueva Orden la Porciúncula, los cuales le ofrecieron cederles la iglesia de San Damián y el convento anexo, los que serían desde ese momento la casa de Clara durante 41 años hasta su muerte. En aquel convento de San Damián, germinó y se desenvolvió la vida de oración, de trabajo, de pobreza y de alegría, virtudes del carisma franciscano. Por esa fecha el estilo de vida de Clara y sus hermanas llamó fuertemente la atención y el movimiento creció rápidamente. La condición requerida para admitir una postulante en San Damián era la misma que pedía Francisco en la Porciúncula: repartir entre los pobres todos los bienes.
El convento no podía recibir donación alguna, pero debía permanecer inquebrantable para siempre. Los medios de vida de las monjas eran el trabajo y la limosna. Mientras unas hermanas trabajaban dentro del claustro otras iban a mendingar de puerta en puerta, Clara, cuando las hermanas volvían de mendingar las abrazaba y le besaba los pies. Más tarde cuando la orden se redujo a rigurosa clausura, los monasterios para mendingar ocuparon limosneros.
San Francisco escribió poco después la regla de vida para las hermanas y, por medio del Santo, obtuvieron del Papa Inocencio III la confirmación de esta regla en 1215, pues ese año, por orden expresa de Francisco, aceptó Clara el título de abadesa de San Damián. Hasta entonces Francisco había sido jefe y director de las dos órdenes, pero después que el Papa les aprobó la regla, las monjas debían tener una superiora que las gobernase.
STA. UBALDESCA TACCINI
Monja de la Orden de Malta |
Nació en el pueblo de Calcinaia (Pisa, Italia), el 23 de mayo de 1136, en el seno de una humilde familia cristiana y fue hija única.
Siendo aún muy pequeña, solía ejercitar su alma con la práctica continua de la oración y mortificar su cuerpo con constantes ayunos, si bien lo que más la distinguió fue su caridad hacia los más pobres y los enfermos.
A la edad de 15 años se sintió llamada por el Señor a entrar en la Orden jerosolimitana de San Juan, instituida hacia el 1099 en Jerusalén, cerca de la iglesia de San Juan Bautista, bajo la Regla de San Agustín; dejó entonces Calcinaia y se trasladó a la ciudad de Pisa, formándose en la iglesia del Santo Sepulcro.
Se la conoció enseguida en muchos sitios por su fama de curar enfermedades graves que causaban grandes calamidades en aquella época y, según la tradición oral, durante su estancia en el convento le fueron atribuidos muchos milagros como: convertir el agua en vino imitando al Mesías, tener el pan durante tres días dentro del horno sin quemarse y sacar agua de un pozo seco.
Lo realmente cierto es que durante los 55 años de vida religiosa, Ubaldesca practicó en el monasterio y en el "hospital" de la ciudad la humildad y la caridad, mortificando de continuo su cuerpo con ayunos intensos y prolongados.
Murió el 28 de mayo de 1206, día de la Santísima Trinidad, y al fallecer, cuenta la leyenda, su alma fue arrebatada al cielo en un carro de gloria y se multiplicaron las curaciones extraordinarias legadas a su nombre, por lo que fue proclamada santa por aclamación popular.
Se la invoca como protectora del pan y el vino, debido a los milagros referidos, de los comerciantes de lana, quienes llevaron su devoción hasta España, y contra las fiebres maltas y la peste.
Algunas de sus reliquias fueron trasladadas a Malta (1587), concediendo el Papa Sixto V (1585-1590) la indulgencia plenaria a cuantos visitaran la iglesia maltesa el día 28 de mayo, es decir, el día que se le ha consagrado como su festividad litúrgica, la cual también es conmemorada con gran solemnidad en Les Useres (Valencia, España), donde conservan igualmente una reliquia suya, y en Calcinaia, su pueblo natal.
SAN MIGUEL
El Arcángel Miguel es el Jefe de los Ejércitos de Dios en las
religiones judía, islámica y cristiana (Iglesias Católica, Ortodoxa,
Copta y Anglicana).
Para los hebreos es el
protector de Israel y patrono de la sinagoga.
La Iglesia Católica lo considera como patrono y protector de la Iglesia
Universal. La Iglesia Copta lo considera el primero de los siete
arcángeles, junto con Gabriel, Rafael y Uriel. Supuestamente tocará la
trompeta el día del arrebatamiento, y es el encargado de frustrar a
Lucifer o Satanás, enemigo principal de Miguel por ser el arcángel de
los ángeles caídos o del mal. Por eso, en el arte se le representa como
un ángel con armadura de general romano, amenazando con una lanza o
espada
a un demonio o dragón. También suele ser representado pesando las almas
en la balanza, pues según la tradición, él tomaría parte en el Juicio
final.
Suele representarse luchando contra el demonio, pero en el retablo de la imagen el demonio no está porque daba temor a los feligreses ya que era sumamente horroso.
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PABLO OSTALÉ
Pablo Ostalé Rodriguez.- (Cariñena? - Madrid, 1911). Destacado veterinario aragonés, que ejerció la profesión durante cierto tiempo en Ricla (Z.). Más tarde, y por oposición, en 1871, fue nombrado profesor de Fragua de la Escuela de Veterinaria de Aragón, estando además al cargo, durante varios años, de las enfermerías de dicho centro, en el cual llevó a cabo una eficaz labor docente y clínica. En 1873 ingresó, igualmente por oposición, en el Cuerpo de Veterinaria Militar, en el que causó posteriormente baja a petición propia. En el año 1890 fue nombrado, mediante concurso, profesor auxiliar y de Fragua de la Escuela de Veterinaria de Madrid, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento.
Fundó la revista profesional titulada El progreso de la Medicina Veterinaria, de publicación quincenal, que apareció en Zaragoza el 15-lX-1883.
Fundó la revista profesional titulada El progreso de la Medicina Veterinaria, de publicación quincenal, que apareció en Zaragoza el 15-lX-1883.
jueves, 20 de marzo de 2014
SAN ELOY
San Eloy |
San Eligio, o San Eloy o en francés Saint Éloi, (588 - 660), obispo de Noyon, orfebre y acuñador, cumplió la función de ministro de hacienda para Dagoberto I. Nacido en Lemosín en el año 588, el orfebre Èloi se convirtió en monetario de Clotario II, luego tesorero de Dagoberto I, antes de ser elegido obispo de Noyon en el 641. Fundador del monasterio de Solignac, acogió a Santa Godoberta como moniale de Noyon.
Se lo recuerda por haber
contribuido a la extinción de creencias propias de la cultura
mediterránea a manos del cristianismo, al haber prohibido la veneración
de las Trivias (Trivia), deidades protectoras de las encrucijadas, que
aún eran veneradas por el pueblo, en una tradición que se remontaba a la
Antigua Grecia con el culto a la diosa Hécate, previa al panteón
olímpico. Murió aproximadamente hacia en el 660. Ordenación de Eloy como
obispo de Noyon. Patron de los orfebres.
domingo, 16 de marzo de 2014
VISITA A CARIÑENA
![]() |
17 de Marzo de 2.014 |
Eran 245 mujeres que
festejaban el día de la mujer trabajadora y vinieron de muchos pueblos de
Teruel.
Los guías nos tuvimos que
repartir y hacer tres grupos con sus recorridos diferentes para no entorpecer
el programa de visita.
Visitamos el Torreón de
las Monjas, la Fuente Vieja, Iglesia Parroquial, Ayuntamiento, Iglesia del Sto. Cristo de Santiago, Arco del
Cordero y el Museo del Vino.
Se quedaron muy
impresionadas en la Fuente Vieja al ver como salía el agua por cinco chorros
siendo que estamos en un pueblo de secano.
También les gustó mucho
la pequeña Iglesia del Sto. Cristo de Santiago.
La Iglesia Parroquial la
vimos por fuera, ya que como están las obras no se pudo visitar.
En el Museo del Vino hubo
muchas mujeres, sobre todo las mayores, que se lo pasaron en grande, viendo los
utensilios que se empleaban para las faenas del campo, incluso nos daban
explicaciones de cómo los utilizaban ellas en sus tiempos de labores.
Una vez visitada la
ciudad se hizo una comida de hermanad en los salones de Bodegas Prinur.
sábado, 15 de marzo de 2014
PILAR PITARCH BLASCO
Pilar Pitarch Blasco nació en Cariñena (Zaragoza), el 20 de noviembre de 1914, en una familia modesta de pequeños comerciantes. Su padre era socialista (seguidor de Largo Caballero) y ateo, y su madre católica practicante. "De pequeña", nos cuenta Pilar, "quería ser artista de teatro, pero mi madre se opuso y entonces integré una escuela de monjas, junto a mis cinco hermanos. Éramos siete, pero uno murió. Cuando tenía ocho o nueve años, a la hora de salir de la escuela, mi madre me esperaba en la puerta del comercio, con la merienda en una mano y un cirio en la otra. Mis hermanos iban a jugar, pero yo tenía que ir a rezar a la capilla cerca de casa. Tanto tuve que ir, que ahora soy casi tan atea como lo era mi padre. Creo que la culpa es de la propia Iglesia, que solo favorece a los ricos y que hipócritamente está al lado de los pobres... A parte algunos católicos como la madre Teresa de Calcuta, que ha dado su vida por los pobres y ha vivido como ellos y con ellos. ¿Pero de estos cuantos hay?
Para mí, el lujo de las iglesias y del Vaticano es vergonzoso, al lado de la pobreza de muchos niños fieles católicos que no comen todos los días. Antes de la Guerra Civil, los enfermos y los heridos estaban cuidados por monjas que no tenían título de enfermera ni nada. El Gobierno de la República sacó un decreto que hizo realidad los diplomas de enfermera. Se estudiaba en la Facultad de Medicina de Madrid o de Barcelona. Como mi madre no quería que fuera artista de teatro, me decía de casarme y ser mantenida por mi marido. Pero yo no quería de eso porque estaba ya emancipada, gracias a mi padre. Cuando vi el decreto en el periódico, no me lo pensé más. Hice el diploma en Barcelona. Durante el tiempo que duraron mis estudios, de los 20 a 22 años, estuve alojada en casa de un amigo de mi padre. Dos meses después de terminar mis estudios, estalló la Guerra Civil. Así pues, en el 1936, yo me encontraba todavía en Barcelona. Mi idea era continuar en Cataluña, porque me gustaba el lugar. Pero entonces tuve la noticia del fusilamiento de mi hermano Domingo, el cuarto. Lo fusilaron el 31 de agosto de 1936. No había hecho nada a nadie... Siempre me acordaré de él. Estaba muy unida con él." [Pilar se emociona] ". Al estallo de la Guerra Civil, regresé a Castellón y trabajé en el Hospital Provincial, en el cual el decano era Juan Bellido, un médico muy conocido. A este hombre lo encarcelaron los franquistas durante doce años al finalizar la Guerra. Luego le pusieron multas hasta arruinarlo y cuando salió de la cárcel, le prohibieron el derecho a ejercer de médico. Un hijo suyo ha sido parlamentario del PSOE con Felipe González.
Muchos médicos de Castellón estuvieron curando heridos durante la Guerra Civil, unos en el Hospital Provincial y otros en el Hospital Komenski de Benicassim (un hospital de guerra). Después de la Guerra, he oído decir que el único en salvarse había sido el Doctor Batalla, un cirujano muy conocido.
Un día, mientras yo estaba trabajando en el Hospital Provincial, mi amiga Encarnación Mus – la hermana del violinista Abel Mus – vino a buscarme porque ella estaba en el Hospital Komenski y allí hacían falta enfermeras para la sala de operación. El mismo día se me llevó al Komenski, al equipo checo, dónde el doctor ya me esperaba. Me acuerdo de muchos heridos. En particular de Franck Luda, un joven austriaco de 24 años, Brigadista Internacional al que tuvimos que amputar las dos piernas, debido a las heridas del frente. Ya repatriado, en Austria, Franck estuvo trabajando con dos piernas artificiales, en una fabrica, y lo hizo hasta la jubilación. Otro herido se llama Jiri Horski: aún vive, en Praga. Ahora tiene 93 años. Tengo correspondencia con él desde muchos años. Cuando me escribe siempre empieza la carta con las mismas palabras: 'mi querida enfermera que curó mis heridas'. Hubo muchos heridos. La Guerra fue terrible. Incluso bombardearon los hospitales. En el nuestro, la bomba cayó muy cerca, en un puente al lado de las villas y del hotel dónde estaba el hospital Komenski. Una enfermera checa –Mirka–, al ver caer las bombas, sufrió un desencajamiento de las mandíbulas y la boca se le quedó abierta. Y yo estoy sorda del oído derecho desde ese día porque la explosión de la bomba me rompió el tímpano.
Claro, hubo heridos muchísimos más graves que nosotras. Aunque siempre estuvimos peligrando porque al sonar las sirenas que avisaban de la llegada de la aviación, todo el mundo podía ir a refugiarse menos el personal sanitario y los heridos más graves que no podían levantarse de la cama.
Ese día, el Doctor Kisch, cirujano jefe hizo quitar la bandera de la cruz roja del hospital
porque, a pesar del carácter sagrado de esta bandera, los últimos meses bombardearon
hasta los hospitales. Sobretodo los de las Brigadas Internacionales, porque los Brigadistas teníamos que morir todos.
Komenski, hizo quitar la bandera de la cruz roja del hospital porque, a pesar del carácter sagrado de esta bandera, los nazis – por orden de Franco – los últimos meses bombardearon hasta los hospitales. Sobretodo los de las Brigadas Internacionales, porque los Brigadistas teníamos que morir todos. Cuando Negrín mandó la Brigadas a Cataluña para organizar su futura salida de España, me incorporé otra vez al Hospital Provincial de Castellón. Al entrar los franquistas en el Hospital Provincial, un enfermero vino corriendo a decirme 'Pilar, márchate enseguida, la policía viene a por ti'. Bajé al piso de abajo: allí había una galería grande con dos salidas, una en cada extremidad. Una daba a la puerta principal del hospital y por esa empecé a correr. Pero llegada a la mitad, tuve la idea de salir por el otro lado: él de la puerta del depósito de cadáveres, que daba a un descampado. De allí me fui a la casa de una amiga de confianza y le conté lo que pasaba. Ella me acogió y fue a avisar a mi familia. En esa casa permanecí cuatro días. Luego cambié de escondite: pasé a una pequeña pensión no declarada de dos solteras mayores, María y Luisa. Allí había cinco estudiantes de los pueblos de la provincia de Castellón. Yo le ayudaba a María a hacer las camas y todo el resto, mientras que Luisa cocinaba y rezaba por mí. No podía salir del piso. A los pocos días vino un joven de 31 años y pidió comer allí. María le dijo que allí no se daba de comer a los pasantes, solamente a los pensionistas. Pero hizo una excepción y le dejó sentarse y comer. María pensó primero que era un inspector que venía a denunciar su actividad clandestina. Pero el chico no me quitaba los ojos de encima. Entonces María ya pensó que este hombre venía a buscarme, pero no dijo nada.
El hombre le preguntó si tenía una habitación libre y María le enseñó una. Al día siguiente él regresó con una maleta y se quedó. Nunca dejaba de vigilarme. Al cabo de unos 10 días, Luisa le pregunta si era estudiante también. Y él le contesta 'no señora, soy policía secreta'. Luisa se puso a temblar. Y me llamó para avisarme. Pero yo le dije que no quería irme porque no podía pasar de un lugar para otro y que si tenía que ir a la cárcel, iría. Y Luisa rezaba sin parar, lo que le producía gracia a María. Pasaron unos días y el domingo, los estudiantes regresaron como siempre a sus pueblos, para estar con las familias y las novias. Pero el policía se quedó, solo. Él era de Villarín del Campo (ZA) y la familia le quedaba lejos. Ese domingo, María le puso el desayuno en la mesa del comedor y nosotras desayunábamos como siempre en la cocina. Pero él quiso comer con nosotras. Se sentó a mi lado y me hizo muchas preguntas sobre mi vida personal. A continuación me invitó al cine. Y allí empezó a acercarse. Pero le dejé claro que no me interesaba ninguna relación. De vuelta a la pensión, le conté todo a María (ya extrañada de verme volver). María me aconsejó de aprovechar la situación y salvar mi vida. Pero yo no podía venderme a un policía que probablemente estaba martirizando a los míos en un calabozo. Se llamaba David Sevilla. Un día, le dije: 'David, tengo algo que decirte. Quiero que sepas quien soy'. Y él me hizo signo de callarme; y me dijo: 'yo te voy a decir quien eres, que eres brigadista, socialista, hija de un socialista, enfermera en el Hospital Komenski de Benicassim...' Entonces le contesté que si venía a por mí, yo estaba a su disposición. Y él me dijo que sí que vino el primer día a por mí, pero que se quedó prisionero él. Y para darme una prueba de que me quería de verdad, destruyó mi expediente en la comisaría, lo que podía haberle costado muy caro, incluso la vida. Para quitarlo de encima, le hice creer que mi hermana estaba para dar a luz de forma inminente y que tenía que irme a Cariñena a ayudar a mi madre. Entonces me fui y él me escribió una carta cada día. ¡Y que cartas! Y yo pensando: un fascista, policía secreta, ex jesuita... ¡madre mía!' Mi padre me dijo 'no te cases con él' y yo le contesté que no se preocupara... Pero sí le contesté a David con cartas de amistad, pero no de amor. Al final le expliqué que tenía que olvidarse de lo nuestro. David me dijo que si un día le necesitaba, ya sabía donde encontrarle." "Regresé a Cariñena en el 1942 y allí conocí a mi futuro marido, Marcos Colomar, un joven de Ibiza, que acababa de salir del campo de concentración de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca).
Pilar nos prepara un café en su casa "Nos fuimos a vivir a Valencia, en dónde nos casamos en el 1947. Mis dos hijas, María Pilar y María José, nacieron allí. Mi marido empezó a trabajar en una fábrica de dos hermanos de izquierdas: unos de ellos acababa también de salir de un campo de concentración. Para mi marido, encontrar ese trabajo fue un alivio. Él lo que quería era irse de España. Pero como nadie le conocía, ya que no pertenecía a ningún partido ni nada, no le suponía problemas quedarse en Valencia. Pero sí en el caso de intentar pasar la frontera. Porque para pasar la frontera legalmente, tenían que conseguir un salvoconducto: para ello, tres hojas firmadas por tres personas de derechas eran necesarias. Y a nosotros, como es natural, nadie nos las iba a "...yo no podía venderme a un policía que probablemente estaba martirizando a los míos en un calabozo."
La Carta Digital - Número 21 - Edición especial Pilar Pitarch 5.
Entonces le propuse a mi marido pasar la frontera a pie, a pesar de estar esperando a mi primera hija. Pero el no quiso exponerme a ese riesgo. El no vivía en esa situación. Me acordé de David Sevilla y que me había dicho de llamarle si le necesitaba. Entonces, un domingo, mi marido y yo decidimos que el día siguiente iría a ver a David para pedirle un salvoconducto.
El lunes cogí el tren con María José, que para entonces ya había nacido y tenía dos años, y viajé a Castellón. Entré en la comisaría a las 12 horas y pregunté por el Sr. Sevilla. Cuando nos vio, pensó que nos había pasado algo a mi hija y a mí. Pero le expliqué que mi marido y yo queríamos irnos de España. Él me dijo que le haría el salvoconducto a mi marido y que luego mi marido nos haría llegar al país donde ya se encontrara. Me entregó el salvoconducto enseguida y me acompañó hasta la puerta. Aún guardo hoy en día ese salvoconducto Volví con María José a Valencia, sin comer ni nada. Y me acuerdo que llegamos a Valencia a las 16 horas: todo fue muy rápido. En casa, esperé a mi marido: cuando regresó de su trabajo y vio el salvoconducto, no se lo podía creer. Me dio un abrazo que casi me rompe los huesos, de la alegría. Me dijo: por fin vamos a dejar España'. Y yo le contesté: España no... el fascismo. Y mi marido pasó la frontera unos diez días después, para ir al Grez, un departamento de Francia dónde había muchos exiliados españoles. Una vez allí, mi marido se dirigió a la prefectura del departamento para que yo pudiera entrar en Francia con mis hijas. Mientras tanto, yo ya no podía trabajar como enfermera. Necesitaba que alguien me cuidara las niñas, pero mi madre se negó a hacerlo por motivos que no voy a explicar. Tuve pues que poner mis hijas en la beneficencia. Eso fue lo más triste para mí. Ha sido muy difícil hacerlo. Yo me puse de criada en una casa. Hasta que recibí del gobierno francés la autorización para entrar en Francia con mis niñas. Una vez reunidos en el país vecino, mi marido pidió la autorización para irnos todos a Argelia, en donde él había residido desde la edad de dos años, y que entonces era francesa. Hay que precisar que mi marido fue a España solamente para luchar con su hermano contra Franco.
En Argel era muy difícil encontrar un piso porque había muchos solicitantes y muchos españoles. Pero nosotros tuvimos suerte y nos recogió un hermano de mi marido mientras encontráramos vivienda. Para tener derecho a un piso subvencionado, teníamos que vivir muy mal: así que alquilamos una barraca para instalarnos en lo que podíamos. Cuando el inspector vino a vernos y se enteró que no teníamos otra cosa que ese pequeño almacén con puerta metálica y sin ventanas, nos explicó que no éramos franceses pero que tramitaría lo mismo la solicitud de piso subvencionado. ¡Y tuvimos el piso a los ochos días! Cuando mi marido volvió del trabajo y vio las llaves que le enseñaba, no se lo podía creer. Corría el año 1949. En ese piso vivimos hasta en año 1962 sin ningún problema.
En el 1961 se casó mi hija la mayor (María Pilar) y entró en Suiza para vivir en Lausanne. Mi marido, que trabajaba de ebanista, se quedó sin trabajo a consecuencia de la guerra de Argelia y el cierre de las fábricas. Se fue pues a trabajar al Sahara, en una compañía de petróleo, el único lugar dónde quedaba trabajo. María José, cuando salía de la escuela, iba a por el pan. Un día, cuando ella tenía trece años, me llega a casa temblando y me explica que unos jóvenes argelinos le molestaron y que uno le dijo al otro: déjala tranquila hasta la independencia... Yo como sabía que a muchas chicas las violaban –tanto en un bando como en el otro, le dije a mi hija de no salir más de casa, ni para ir a la escuela ni a por el pan.
Entonces pensé en hacerla marchar de Argel. Me dirigí al cura de la Parroquia de Santa Ana, en mi barrio: el Padre Paul era un suizo. Le conté lo de mi hija y le pedí que me
encontrara la dirección de un pensionado en Suiza para ella. Me dijo que se encargaba de todo. Tres días después, me dio la dirección de un pensionado de monjas en Valais. Mi hija viajó así a Suiza en ese año 1961. Tres meses más tarde, recibí una carta de la monja superior del pensionado suizo. Me decía que mi hija había quedado muy afectada por las imágenes que había visto por la tele sobre la guerra de Argelia: tenía el baile de San Vito. El médico me aconsejaba de ir a verla para tranquilizarla. Llamé a mi marido al Sahara y le expliqué lo que pasaba. Él me contestó que fuera a Suiza y que me quedara allí con nuestra hija.
Cogí pues el avión y me vine a Suiza. Estuve un mes con María José. Al volver a Argel, me encuentro con que mi piso había sido ocupado por los 'fellagas' argelinos. Lo perdimos todo. Incluso documentos que me hicieron falta para cobrar pensiones a las cuales tenía derecho. Solo pude recuperar el coche, gracias a mis vecinos argelinos que, al ver que todo estaba siendo robado y ocupado, me lo habían escondido hasta mi regreso. Avisé a la familia de mi marido de lo ocurrido y me alojaron. Cuando mi marido volvió del Sahara, un mes más tarde, aunque fue difícil conseguir los billetes, cogimos el barco con el coche, desde Argel hasta Marsella. De Marsella viajamos en coche hasta Suiza. En Suiza todo fue formidable. Debo decir que la policía nos ayudó mucho. Entramos como exiliados políticos, lo que era muchísimo más fácil que para los emigrantes. Suiza ha sido para nosotros el paraíso. Y aquí sigo viviendo.
Según su propia voluntad, Pilar Pitarch Blasco será incinerada. Será el martes 3 de enero, en Lausanne. Hasta la fecha, descansa en la capilla Saint-Roch.
Para mí, el lujo de las iglesias y del Vaticano es vergonzoso, al lado de la pobreza de muchos niños fieles católicos que no comen todos los días. Antes de la Guerra Civil, los enfermos y los heridos estaban cuidados por monjas que no tenían título de enfermera ni nada. El Gobierno de la República sacó un decreto que hizo realidad los diplomas de enfermera. Se estudiaba en la Facultad de Medicina de Madrid o de Barcelona. Como mi madre no quería que fuera artista de teatro, me decía de casarme y ser mantenida por mi marido. Pero yo no quería de eso porque estaba ya emancipada, gracias a mi padre. Cuando vi el decreto en el periódico, no me lo pensé más. Hice el diploma en Barcelona. Durante el tiempo que duraron mis estudios, de los 20 a 22 años, estuve alojada en casa de un amigo de mi padre. Dos meses después de terminar mis estudios, estalló la Guerra Civil. Así pues, en el 1936, yo me encontraba todavía en Barcelona. Mi idea era continuar en Cataluña, porque me gustaba el lugar. Pero entonces tuve la noticia del fusilamiento de mi hermano Domingo, el cuarto. Lo fusilaron el 31 de agosto de 1936. No había hecho nada a nadie... Siempre me acordaré de él. Estaba muy unida con él." [Pilar se emociona] ". Al estallo de la Guerra Civil, regresé a Castellón y trabajé en el Hospital Provincial, en el cual el decano era Juan Bellido, un médico muy conocido. A este hombre lo encarcelaron los franquistas durante doce años al finalizar la Guerra. Luego le pusieron multas hasta arruinarlo y cuando salió de la cárcel, le prohibieron el derecho a ejercer de médico. Un hijo suyo ha sido parlamentario del PSOE con Felipe González.
Muchos médicos de Castellón estuvieron curando heridos durante la Guerra Civil, unos en el Hospital Provincial y otros en el Hospital Komenski de Benicassim (un hospital de guerra). Después de la Guerra, he oído decir que el único en salvarse había sido el Doctor Batalla, un cirujano muy conocido.
Un día, mientras yo estaba trabajando en el Hospital Provincial, mi amiga Encarnación Mus – la hermana del violinista Abel Mus – vino a buscarme porque ella estaba en el Hospital Komenski y allí hacían falta enfermeras para la sala de operación. El mismo día se me llevó al Komenski, al equipo checo, dónde el doctor ya me esperaba. Me acuerdo de muchos heridos. En particular de Franck Luda, un joven austriaco de 24 años, Brigadista Internacional al que tuvimos que amputar las dos piernas, debido a las heridas del frente. Ya repatriado, en Austria, Franck estuvo trabajando con dos piernas artificiales, en una fabrica, y lo hizo hasta la jubilación. Otro herido se llama Jiri Horski: aún vive, en Praga. Ahora tiene 93 años. Tengo correspondencia con él desde muchos años. Cuando me escribe siempre empieza la carta con las mismas palabras: 'mi querida enfermera que curó mis heridas'. Hubo muchos heridos. La Guerra fue terrible. Incluso bombardearon los hospitales. En el nuestro, la bomba cayó muy cerca, en un puente al lado de las villas y del hotel dónde estaba el hospital Komenski. Una enfermera checa –Mirka–, al ver caer las bombas, sufrió un desencajamiento de las mandíbulas y la boca se le quedó abierta. Y yo estoy sorda del oído derecho desde ese día porque la explosión de la bomba me rompió el tímpano.
Claro, hubo heridos muchísimos más graves que nosotras. Aunque siempre estuvimos peligrando porque al sonar las sirenas que avisaban de la llegada de la aviación, todo el mundo podía ir a refugiarse menos el personal sanitario y los heridos más graves que no podían levantarse de la cama.
Ese día, el Doctor Kisch, cirujano jefe hizo quitar la bandera de la cruz roja del hospital
porque, a pesar del carácter sagrado de esta bandera, los últimos meses bombardearon
hasta los hospitales. Sobretodo los de las Brigadas Internacionales, porque los Brigadistas teníamos que morir todos.
Komenski, hizo quitar la bandera de la cruz roja del hospital porque, a pesar del carácter sagrado de esta bandera, los nazis – por orden de Franco – los últimos meses bombardearon hasta los hospitales. Sobretodo los de las Brigadas Internacionales, porque los Brigadistas teníamos que morir todos. Cuando Negrín mandó la Brigadas a Cataluña para organizar su futura salida de España, me incorporé otra vez al Hospital Provincial de Castellón. Al entrar los franquistas en el Hospital Provincial, un enfermero vino corriendo a decirme 'Pilar, márchate enseguida, la policía viene a por ti'. Bajé al piso de abajo: allí había una galería grande con dos salidas, una en cada extremidad. Una daba a la puerta principal del hospital y por esa empecé a correr. Pero llegada a la mitad, tuve la idea de salir por el otro lado: él de la puerta del depósito de cadáveres, que daba a un descampado. De allí me fui a la casa de una amiga de confianza y le conté lo que pasaba. Ella me acogió y fue a avisar a mi familia. En esa casa permanecí cuatro días. Luego cambié de escondite: pasé a una pequeña pensión no declarada de dos solteras mayores, María y Luisa. Allí había cinco estudiantes de los pueblos de la provincia de Castellón. Yo le ayudaba a María a hacer las camas y todo el resto, mientras que Luisa cocinaba y rezaba por mí. No podía salir del piso. A los pocos días vino un joven de 31 años y pidió comer allí. María le dijo que allí no se daba de comer a los pasantes, solamente a los pensionistas. Pero hizo una excepción y le dejó sentarse y comer. María pensó primero que era un inspector que venía a denunciar su actividad clandestina. Pero el chico no me quitaba los ojos de encima. Entonces María ya pensó que este hombre venía a buscarme, pero no dijo nada.
El hombre le preguntó si tenía una habitación libre y María le enseñó una. Al día siguiente él regresó con una maleta y se quedó. Nunca dejaba de vigilarme. Al cabo de unos 10 días, Luisa le pregunta si era estudiante también. Y él le contesta 'no señora, soy policía secreta'. Luisa se puso a temblar. Y me llamó para avisarme. Pero yo le dije que no quería irme porque no podía pasar de un lugar para otro y que si tenía que ir a la cárcel, iría. Y Luisa rezaba sin parar, lo que le producía gracia a María. Pasaron unos días y el domingo, los estudiantes regresaron como siempre a sus pueblos, para estar con las familias y las novias. Pero el policía se quedó, solo. Él era de Villarín del Campo (ZA) y la familia le quedaba lejos. Ese domingo, María le puso el desayuno en la mesa del comedor y nosotras desayunábamos como siempre en la cocina. Pero él quiso comer con nosotras. Se sentó a mi lado y me hizo muchas preguntas sobre mi vida personal. A continuación me invitó al cine. Y allí empezó a acercarse. Pero le dejé claro que no me interesaba ninguna relación. De vuelta a la pensión, le conté todo a María (ya extrañada de verme volver). María me aconsejó de aprovechar la situación y salvar mi vida. Pero yo no podía venderme a un policía que probablemente estaba martirizando a los míos en un calabozo. Se llamaba David Sevilla. Un día, le dije: 'David, tengo algo que decirte. Quiero que sepas quien soy'. Y él me hizo signo de callarme; y me dijo: 'yo te voy a decir quien eres, que eres brigadista, socialista, hija de un socialista, enfermera en el Hospital Komenski de Benicassim...' Entonces le contesté que si venía a por mí, yo estaba a su disposición. Y él me dijo que sí que vino el primer día a por mí, pero que se quedó prisionero él. Y para darme una prueba de que me quería de verdad, destruyó mi expediente en la comisaría, lo que podía haberle costado muy caro, incluso la vida. Para quitarlo de encima, le hice creer que mi hermana estaba para dar a luz de forma inminente y que tenía que irme a Cariñena a ayudar a mi madre. Entonces me fui y él me escribió una carta cada día. ¡Y que cartas! Y yo pensando: un fascista, policía secreta, ex jesuita... ¡madre mía!' Mi padre me dijo 'no te cases con él' y yo le contesté que no se preocupara... Pero sí le contesté a David con cartas de amistad, pero no de amor. Al final le expliqué que tenía que olvidarse de lo nuestro. David me dijo que si un día le necesitaba, ya sabía donde encontrarle." "Regresé a Cariñena en el 1942 y allí conocí a mi futuro marido, Marcos Colomar, un joven de Ibiza, que acababa de salir del campo de concentración de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca).
Pilar nos prepara un café en su casa "Nos fuimos a vivir a Valencia, en dónde nos casamos en el 1947. Mis dos hijas, María Pilar y María José, nacieron allí. Mi marido empezó a trabajar en una fábrica de dos hermanos de izquierdas: unos de ellos acababa también de salir de un campo de concentración. Para mi marido, encontrar ese trabajo fue un alivio. Él lo que quería era irse de España. Pero como nadie le conocía, ya que no pertenecía a ningún partido ni nada, no le suponía problemas quedarse en Valencia. Pero sí en el caso de intentar pasar la frontera. Porque para pasar la frontera legalmente, tenían que conseguir un salvoconducto: para ello, tres hojas firmadas por tres personas de derechas eran necesarias. Y a nosotros, como es natural, nadie nos las iba a "...yo no podía venderme a un policía que probablemente estaba martirizando a los míos en un calabozo."
La Carta Digital - Número 21 - Edición especial Pilar Pitarch 5.
Entonces le propuse a mi marido pasar la frontera a pie, a pesar de estar esperando a mi primera hija. Pero el no quiso exponerme a ese riesgo. El no vivía en esa situación. Me acordé de David Sevilla y que me había dicho de llamarle si le necesitaba. Entonces, un domingo, mi marido y yo decidimos que el día siguiente iría a ver a David para pedirle un salvoconducto.
El lunes cogí el tren con María José, que para entonces ya había nacido y tenía dos años, y viajé a Castellón. Entré en la comisaría a las 12 horas y pregunté por el Sr. Sevilla. Cuando nos vio, pensó que nos había pasado algo a mi hija y a mí. Pero le expliqué que mi marido y yo queríamos irnos de España. Él me dijo que le haría el salvoconducto a mi marido y que luego mi marido nos haría llegar al país donde ya se encontrara. Me entregó el salvoconducto enseguida y me acompañó hasta la puerta. Aún guardo hoy en día ese salvoconducto Volví con María José a Valencia, sin comer ni nada. Y me acuerdo que llegamos a Valencia a las 16 horas: todo fue muy rápido. En casa, esperé a mi marido: cuando regresó de su trabajo y vio el salvoconducto, no se lo podía creer. Me dio un abrazo que casi me rompe los huesos, de la alegría. Me dijo: por fin vamos a dejar España'. Y yo le contesté: España no... el fascismo. Y mi marido pasó la frontera unos diez días después, para ir al Grez, un departamento de Francia dónde había muchos exiliados españoles. Una vez allí, mi marido se dirigió a la prefectura del departamento para que yo pudiera entrar en Francia con mis hijas. Mientras tanto, yo ya no podía trabajar como enfermera. Necesitaba que alguien me cuidara las niñas, pero mi madre se negó a hacerlo por motivos que no voy a explicar. Tuve pues que poner mis hijas en la beneficencia. Eso fue lo más triste para mí. Ha sido muy difícil hacerlo. Yo me puse de criada en una casa. Hasta que recibí del gobierno francés la autorización para entrar en Francia con mis niñas. Una vez reunidos en el país vecino, mi marido pidió la autorización para irnos todos a Argelia, en donde él había residido desde la edad de dos años, y que entonces era francesa. Hay que precisar que mi marido fue a España solamente para luchar con su hermano contra Franco.
En Argel era muy difícil encontrar un piso porque había muchos solicitantes y muchos españoles. Pero nosotros tuvimos suerte y nos recogió un hermano de mi marido mientras encontráramos vivienda. Para tener derecho a un piso subvencionado, teníamos que vivir muy mal: así que alquilamos una barraca para instalarnos en lo que podíamos. Cuando el inspector vino a vernos y se enteró que no teníamos otra cosa que ese pequeño almacén con puerta metálica y sin ventanas, nos explicó que no éramos franceses pero que tramitaría lo mismo la solicitud de piso subvencionado. ¡Y tuvimos el piso a los ochos días! Cuando mi marido volvió del trabajo y vio las llaves que le enseñaba, no se lo podía creer. Corría el año 1949. En ese piso vivimos hasta en año 1962 sin ningún problema.
En el 1961 se casó mi hija la mayor (María Pilar) y entró en Suiza para vivir en Lausanne. Mi marido, que trabajaba de ebanista, se quedó sin trabajo a consecuencia de la guerra de Argelia y el cierre de las fábricas. Se fue pues a trabajar al Sahara, en una compañía de petróleo, el único lugar dónde quedaba trabajo. María José, cuando salía de la escuela, iba a por el pan. Un día, cuando ella tenía trece años, me llega a casa temblando y me explica que unos jóvenes argelinos le molestaron y que uno le dijo al otro: déjala tranquila hasta la independencia... Yo como sabía que a muchas chicas las violaban –tanto en un bando como en el otro, le dije a mi hija de no salir más de casa, ni para ir a la escuela ni a por el pan.
Entonces pensé en hacerla marchar de Argel. Me dirigí al cura de la Parroquia de Santa Ana, en mi barrio: el Padre Paul era un suizo. Le conté lo de mi hija y le pedí que me
encontrara la dirección de un pensionado en Suiza para ella. Me dijo que se encargaba de todo. Tres días después, me dio la dirección de un pensionado de monjas en Valais. Mi hija viajó así a Suiza en ese año 1961. Tres meses más tarde, recibí una carta de la monja superior del pensionado suizo. Me decía que mi hija había quedado muy afectada por las imágenes que había visto por la tele sobre la guerra de Argelia: tenía el baile de San Vito. El médico me aconsejaba de ir a verla para tranquilizarla. Llamé a mi marido al Sahara y le expliqué lo que pasaba. Él me contestó que fuera a Suiza y que me quedara allí con nuestra hija.
Cogí pues el avión y me vine a Suiza. Estuve un mes con María José. Al volver a Argel, me encuentro con que mi piso había sido ocupado por los 'fellagas' argelinos. Lo perdimos todo. Incluso documentos que me hicieron falta para cobrar pensiones a las cuales tenía derecho. Solo pude recuperar el coche, gracias a mis vecinos argelinos que, al ver que todo estaba siendo robado y ocupado, me lo habían escondido hasta mi regreso. Avisé a la familia de mi marido de lo ocurrido y me alojaron. Cuando mi marido volvió del Sahara, un mes más tarde, aunque fue difícil conseguir los billetes, cogimos el barco con el coche, desde Argel hasta Marsella. De Marsella viajamos en coche hasta Suiza. En Suiza todo fue formidable. Debo decir que la policía nos ayudó mucho. Entramos como exiliados políticos, lo que era muchísimo más fácil que para los emigrantes. Suiza ha sido para nosotros el paraíso. Y aquí sigo viviendo.
Según su propia voluntad, Pilar Pitarch Blasco será incinerada. Será el martes 3 de enero, en Lausanne. Hasta la fecha, descansa en la capilla Saint-Roch.
LUCAS DE TORNOS Y USAQUE
Nace en Cariñena en el año 1803 y muere en Madrid en 1882.
Fue catedrático de Zoología en la Universidad Central y director del Museo de Ciencias Naturales.
Lucas tenía 20 años cuando acompaña a Lagasca hasta Cádiz en su exilio.
LORENZO ZARAGOZA
Natural de Cariñena (Zaragoza)(1343-1406) fue un pintor español perteneciente a la escuela valenciana del estilo internacional. Se le considera el introductor del estilo en la Corona de Aragón.
Estuvo al servicio del rey Pedro IV desde 1363. Trabajó en Barcelona al menos entre 1368y 1383 marchando al año siguiente a Valencia, donde permaneció hasta 1406. Aunque su obra no está perfectamente identificada, se considera que es suyo el retablo de Jérica (Castellón), en el que aparece un modelo iconográfico posteriormente repetidos por otros pintores: la Virgen con ángeles músicos o "concierto angélico". Data de 1394-1395.
Se le documenta en 1384 en Valencia. Inmediatamente pasó a Barcelona donde consta que en 1385 trabajaba por encargo de la reina Leonor de Sicilia en algunas pinturas destinadas al convento de clarisas de Teruel. Un año después, en 1386, lo hacía al servicio del rey Pedro IV, quien lo tuvo por el mejor pintor de la ciudad. Su presencia documentada en Barcelona alcanza al año 1374, cuando debió de marchar a Valencia, donde se le documenta en 1384 y hasta 1406.
Estuvo al servicio del rey Pedro IV desde 1363. Trabajó en Barcelona al menos entre 1368y 1383 marchando al año siguiente a Valencia, donde permaneció hasta 1406. Aunque su obra no está perfectamente identificada, se considera que es suyo el retablo de Jérica (Castellón), en el que aparece un modelo iconográfico posteriormente repetidos por otros pintores: la Virgen con ángeles músicos o "concierto angélico". Data de 1394-1395.
Se le documenta en 1384 en Valencia. Inmediatamente pasó a Barcelona donde consta que en 1385 trabajaba por encargo de la reina Leonor de Sicilia en algunas pinturas destinadas al convento de clarisas de Teruel. Un año después, en 1386, lo hacía al servicio del rey Pedro IV, quien lo tuvo por el mejor pintor de la ciudad. Su presencia documentada en Barcelona alcanza al año 1374, cuando debió de marchar a Valencia, donde se le documenta en 1384 y hasta 1406.
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