Etimología.-
Aunque no se han encontrado restos del asentamiento original algunos indicios señalan que ya habitaban el lugar los celtíberos de la zona en el Siglo III a. C. La romanización del lugar comenzó tras la caída de Numancia y la incorporación de la región a los dominios romanos. Posteriormente, la fundación de la colonia inmune de Cesaraugusta entre el 24 y el 12 a. C. convirtió la población en un creciente asentamiento rural que abastecía de vino, principalmente, a la nueva ciudad.
La etimología de Cariñena tiene su origen en la época romana: Plinio, procurador de la Hispania Tarraconense, llamó Carae a este poblado romano, y el sufijo -iniana, de la forma cariniana, es el sufijo característico de muchas fincas rústicas romana.
La villa Cariniana significa "la alquería", mansión situada en la antigua Carae y hace referencia a su propietario Carinus. A partir del siglo II, una imparable tendencia a la concentración de la propiedad en pocas manos, provocará la aparición de los grandes latifundios cuyos propietarios dieron nombre a algunos lugares como éste.
Posteriormente, en la Edad Media, el topónimo sufrirá una evolución hasta convertirse en el actual: Cariñena.
Gayo Plinio Segundo.-
Aunque no se han encontrado restos del asentamiento original algunos indicios señalan que ya habitaban el lugar los celtíberos de la zona en el Siglo III a. C. La romanización del lugar comenzó tras la caída de Numancia y la incorporación de la región a los dominios romanos. Posteriormente, la fundación de la colonia inmune de Cesaraugusta entre el 24 y el 12 a. C. convirtió la población en un creciente asentamiento rural que abastecía de vino, principalmente, a la nueva ciudad.
La etimología de Cariñena tiene su origen en la época romana: Plinio, procurador de la Hispania Tarraconense, llamó Carae a este poblado romano, y el sufijo -iniana, de la forma cariniana, es el sufijo característico de muchas fincas rústicas romana.
La villa Cariniana significa "la alquería", mansión situada en la antigua Carae y hace referencia a su propietario Carinus. A partir del siglo II, una imparable tendencia a la concentración de la propiedad en pocas manos, provocará la aparición de los grandes latifundios cuyos propietarios dieron nombre a algunos lugares como éste.
Posteriormente, en la Edad Media, el topónimo sufrirá una evolución hasta convertirse en el actual: Cariñena.
Gayo Plinio Segundo.-
Conocido como Plinio el Viejo, fue un escritor latino, científico, naturalista y militar romano. Nació en Comum (la actual Como, en Italia) en el año 23 y murió en Estabia (hoy Castellammare di Stabia) el 25 de agosto del año 79.
Bajo el principado de su amigo Vespasiano, se reincorporó al servicio del estado como procurador en la Galia Narbonense y en la Hispania Tarraconense (73).El 24 de agosto de 79, cuando se produce la erupción del Vesubio que sepultó a Pompeya y Herculano, se encontraba en Miseno.
Queriendo observar el fenómeno más de cerca y deseando socorrer a algunos de sus amigos que se encontraban en dificultades sobre las playas de la bahía de Nápoles, atravesó con sus galeras la bahía llegando hasta Estabia (actual Castellammare di Stabia), donde murió, posiblemente asfixiado, a la edad de 56 años
Alta Edad Media.-
Tras la caída del reino visigodo en 711, la villa es ocupada en el 714 quedando dentro de la Marca Superior del Emirato de Córdoba con capital en Saraqusta, formando parte de la posterior Taifa de Zaragoza hasta su caída tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I en 1118.
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Alfonso I El Batallador |
Incorporación a la Corona de Aragón.-
Cariñena fue sitiada y tomada en 1119 por Alfonso I El Batallador, incorporándose al reino de Aragón. La ciudad le fue entregada al caballero don Pedro Ramón mediante una carta-puebla en 1124 como recompensa por su ayuda en la conquista de la misma y con intención de llevar a cabo la repoblación de la zona.
En el año 1248, por privilegio de Jaime I, este lugar se desliga de la dependencia de Daroca, pasando a formar parte de Sesma de Langa en la Comunidad de Aldeas de Daroca, que dependían directamente del rey, perdurando este régimen administrativo hasta la muerte de Fernando VII en 1833, siendo disuelta ya en 1838.
Durante la guerra de Pedro IV contra la Unión 1347-1348, Cariñena, junto con la Comunidad de Daroca, se mantiene leal al rey, convirtiéndose la villa en lugar de reunión y negociaciones entre el Justicia y el monarca.
Poco antes de la Guerra de los Dos Pedros, por orden de Pedro IV en las Cortes de Cariñena de 1357 se refuerza la muralla de la villa ante el temor a que desde Castilla se lancen incursiones contra la zona. Pese a esa previsión las tropas castellanas conquistan la ciudad el 16 de abril de 1363 arrasándola durante la ocupación, dando lugar a la leyenda que asegura que todos sus habitantes fueron mutilados cortándoles la nariz y las orejas.
El rey de Aragón, como recompensa por la lealtad de la villa, concede el uso de un blasón que después dará lugar al escudo y bandera de la ciudad (lo que explicaría que su escudo incluya un rostro humano con dichos apéndices de otro color). Finalmente la localidad regresa a manos aragonesas reconstruyéndose el anillo amurallado del que, en la actualidad, sólo queda en pie una torre, el Torreón de las Monjas.
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Pedro IV El Ceremonioso |
Cortes en Cariñena.-
En el año 1.357 entendiendo el Rey que se hacían por el Rey de Castilla (Pedro I El Cruel) grandes preparativos por mar y por tierra para continuar la guerra contra sus reinos, mandó convocar cortes generales en la localidad de Cariñena. Se convocan para que se contribuya con caballerías, gente y pertrechos para defender al reino.
Son las primeras Cortes de Aragón que se registran y se imprimen. El Rey Carlos I, en las Cortes de Monzón del año 1.552, determina imprimir a costa del reino todo lo que se hallase en archivos y registros del Rey y fuese útil y necesario para el servicio del Rey y bien del reino. Y hallándose que de las Cortes celebradas por los antecesores del Rey Pedro IV, no había registro alguno ni aún del mismo Rey D. Pedro, hasta las Cortes por él celebradas en Cariñena en el año 1.357.
Por lo tanto son las primeras Cortes que se imprimen y se registran en el volumen “ Actos de Cortes del Reino de Aragón “
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